Un dron es un vehículo aéreo no tripulado, también conocido por sus siglas en inglés UAV (Unmanned Aerial Vehicle). Estos vehículos aéreos no necesitan un piloto humano en su interior, siendo tripulados mediante control remoto. Pueden ir equipados con cámaras, cada vez más potentes, que capturan vídeo e imágenes durante su vuelo.
Este tipo de vehículos nacieron en el área militar durante la Segunda Guerra Mundial cubriendo las necesidades militares durante este periodo y la posterior Guerra Fría. En la actualidad continúan utilizándose en el ámbito militar, sometidos a su propia normativa diferente de la civil, y continúa la investigación de la aplicación militar de estos dispositivos.
Ahora bien, el final de la Guerra Fría permitió concebir nuevos usos y aplicaciones de los drones, ampliándose al ámbito civil.
Las ventajas de su uso en el ámbito civil son muy amplias:
- Rescate en situaciones de emergencia: permiten sobrevolar zonas peligrosas y de difícil acceso sin ningún riesgo para ninguna persona en incendios, inundaciones, salvamento marítimo.
- Detección de incendios forestales, reconocimiento de zonas afectas por catástrofes naturales.
- Búsqueda de personas desaparecidas en zonas de difícil acceso.
- Agricultura: control y monitorización del estado de los cultivos en zonas extensas.
- Geología: realización de estudios geológicos y su impacto medioambiental.
- Supervisión y análisis de multitudes en manifestaciones, conciertos, encuentros deportivos, …
- Criminología: investigación de la escena de un crimen desde el aire.
- Construcciones e instalaciones: supervisión del estado de construcciones e instalaciones ya existentes, control y evolución de la construcción de nuevas obras e instalaciones, inspección de líneas de alta tensión y ferroviarias, …
- Vigilancia de fronteras de países.
Estos son sólo algunos ejemplos. En todos ellos la ventaja que ofrecen los drones frente a los aviones y aeronaves tripuladas (helicópteros, avionetas, …) reside en que no entrañan ningún riesgo para ninguna persona de un lado, y de otro, en el abaratamiento de costes, puesto que estos vehículos son mucho más económicos que las aeronaves convencionales.
No obstante, a pesar de sus ventajas, entrañan también unos riesgos considerables. El uso indiscriminado de drones sin sujeción a una legislación específica que controle su utilización puede llevar a situaciones de invasión de la privacidad de los ciudadanos, situaciones de espionaje y vigilancia de personas de forma ilegal, y obtención de datos privados de personas ilegalmente. El problema reside en las potentes cámaras que pueden llevar estos dispositivos, lo que permitiría a cualquier persona sobrevolar casas y zonas del ámbito privado de otras, vigilarlas y obtener datos personales. Ello unido a que en la actualidad se realizan investigaciones para crear drones cada vez más pequeños, del tamaño y forma de pájaros e incluso insectos, incrementa el temor a que las personas no tendrían nunca la seguridad de si están siendo vigilados o no. Esta es la principal preocupación de los países de Europa y Estados Unidos. Hace dos años la Universidad de Pennsylvania desarrolló para una agencia de defensa de EEUU un dron del tamaño y forma de un colibrí, que puede imitar su vuelo y va equipado con una cámara para grabar en espacios reducidos.
En la actualidad en España, la legislación y el control del uso de drones está en manos de AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea), y de momento y de forma general, sólo está permitido el uso de drones con fines deportivos y de recreo, existiendo una normativa específica que controla este uso. Esta normativa, entre otros aspectos, regula las zonas que se pueden sobrevolar (no está permitido sobre ciudades y poblaciones), la altura que pueden alcanzar, así como el contacto visual del dron por la persona que lo maneja de forma remota.
El uso de drones para fines comerciales y profesionales aún no está permitido de forma general en España, al no existir todavía una legislación específica. Sí existen alqunas autorizaciones concretas concedidas por AESA, pero no un uso general para cualquier sector y cualquier empresa.
No obstante esta situación es temporal, ya que la normativa actual es provisional y AESA está trabajando en una normativa definitiva que todavía no tiene fecha de aprobación. La Unión Europea también trabaja en una legislación que espera se encuentre operativa en 2016.